Vuelven aquellas

Tras de una prolongada ausencia, justo cuando pensé que mis noches se habían vaciado de insomnios, llegaron nuevamente llamando a la puerta a mitad de la noche. Dada la hora y lo oportuno del momento no tuve que pensar mucho para adivinar que eran ellas. No puedo negar que llegué a echarlas de menos, que mas de una vez a escondidas intenté buscarlas sin conseguirlo. Nuestra relación, enfermiza y codependiente, estaba llena de erotismo, de sensualidad, de sangre, sudor y saliva. Si deseabamos jugar, jugabamos; si ellas o yo teníamos ganas de desnudarnos mutuamente, la tarde se convertía en el jardín de las delicias, sin importar si yo las desnudaba o eran ellas, o quizá al mismo tiempo eramos todos. Sí, nos desnudabamos mutua y recíprocamente de fomas dulces, tiernas, salvajes, violentas, pero siempre con amor, mucho amor. Ellas me definían, me definen, y es por eso que agradezco que volvieran, que gozo al volver a ser insomne enamorado de la búsqueda perpetua de esas mis palabras