"No se si exista un siempre, pero si existe y llega, espero que nos encuentre juntos"

jueves, 26 de junio de 2008

La tarde de ayer




Tras salir de la oficina, y despues de haberme retractado en el camino de tantos malos pensamientos que tuve en contra del Jefe de Gobierno Capitalino por el cierre del Circuito Interior, por su reparación como obra del Bicentenario (creánme le quedo a todas margaritas el tramo que ya abrieron de Oceanía a Viaducto, y no hice casi nada en llegar a tomar el café con la Pupy) acudí al encuentro con una gran amiga mia. Nos vimos en el Starbucks de Prado Norte, reconozco que no es el mejor café del mundo, que es un tanto fashionista, pero lo que si he de agradecerle a Starbucks es el haber creado espacios en los que uno puede llegar, ordenar una taza de cafe (dígase vaso desechable de carton reciclable) y ver gente bonita y tener un espacio para descansar del trajín de todos los días.

La tarde prometía ya desde antes de las 6 una fresca llovizna y quizá gracias a esa promesa ofrecida la Pupy y yo terminamos nuestro encuentro antes de las 7, entre muchas razones porque la Pupy es chaparrita y nos da miedo que se moje y se encoja y se haga así chiquititita y se desparezca jijiji, además de que ella todavía tenía que llegar a casa de su papá en la salida a la autopista de Toluca y yo tenía que bajar por Reforma hasta la Diana para tomar Sevilla, cruzar Chapultepec y llegar a casa en Durango. Así pues nos despedimos y ella tuvo a bien prestarme el disco de la telenovela de Nada Personal, el cual sirve de fondo mientras escribo estas letras, y el mismo que escuché durante mi camino a casa.

La llovizna era ligera, característica necesaria para ser llovizna. Con cigarro en mano y al tiempo que intentaba cantar Nada Personal me dieron ganas de detenerme en el Auditorio Nacional y sentarme en las escaleras y aguardar para empaparme con la lluvia, tenía ganas de correr de arriba a abajo de esas escaleras, saltar en los charcos. A ratos esas acciones insensatas e infantiles pueden brindarnos un renuevo a nuestra vida, un retorno a la infancia; pero aunque en la vida real no lo hice creanme que la simple intención de hacerlo, durante los breves minutos que aguardé a que avanzará el carro de enfrente dio un gran respiro y alivio a mi día.

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