Apapachos

Hoy comí pizza de carnes frías, no ordené mi favorita de atún, pues esa la había pedido ayer. Tras terminar de comer, recordé la pizza de ayer, es una de las cosas de las cuales creo nunca podría cansarme, me sabe a infancia, a esas rebanadas frias que compraba en la tienda del patio de la escuela, y que me encantaban.

Creo que hay ciertas cosas en la vida que nunca podrían hartarnos. Para mi la pizza de atún, la nieve de zarzamora de Valle de Bravo, la sopa de lentejas de mamá, los chichrrones del mercadito con limon y salsa valentina, la cecina en taco en Cuatro Vientos, la lassagna, la nieve de limón; las canciones de Billy Joel, Rod Stewart, Timbiriche; las películas de comedia romántica, el agua templada en la regadera, una buena almohada, un buen colchon, unas sábanas suaves y frescas, una tarde lluviosa, la brisa de la noche antes de dormir, el amanecer temprano y agradecer el día, la sensación de caminar en la arena, el arrullo de las olas, la poesía, el despertar en recuerdo a los dulces olvidos de un ayer... éstas letras que escribo tampoco podrían cansarme nunca... Ay, hay cosas en la vida que nunca nos cansan, con las que no tenemos objeción de vivir todos los días, por las que vale la pena el viaje de cada día... Por eso me gusta apapacharme todos los días, incluso cuando no cargo ni con una moneda en mi bolsillo, incluso eso es en ocasiones liberador, el saber que no hay ningun lastre que pueda impedirme volar, despegar mis pies del suelo y elevarme a las potencialidades de mi.