"No se si exista un siempre, pero si existe y llega, espero que nos encuentre juntos"

viernes, 1 de agosto de 2008

Reescribiendome 6






Cuando Ricardo regresó a casa, tras una hora, encontró la mesa puesta: las copas de Riedel para el agua fría servidos, los vasos de la misma marca para el vino tinto, la vajilla de porcelana, los cubiertos de plata, los servilleteros, las velas encendidas. La chimenea encendida. En la mesa de centro: el carpaccio de salmón, el mousse de ostiones ahumados, los quesos y las carnes frías. Y en la puerta de la cocina, con un vestido strapless negro, zapatillas destalonadas de tacón alto del mismo color, un delantal blanco, y un perfume que causaban en conjunto un dulce hipnotismo, con la más hermosa de las sonrisas, Mariana, llevando en la mano dos vasos de whisky en las rocas.

- Cariño, que bueno que volviste, la cena esta casi lista.
- Te ves hermosa
- Eres un adulador de lo peor, pero así me encantas, muñequito lindo.

Con esas últimas palabras Ricardo sintió que no podía existir mejor momento, ni mejor lugar en el universo entero que ese. Los dos se sentaron en la sala, disfrutaron de la botana preparada por Mariana, que dicho sea de paso, eran platos que le encantaban a Ricardo. Platicaron como siempre de los mismos temas (música, cine, teatro, palabras, arte), volvieron a discutir por opiniones sobre la política nacional e internacional, rieron una y mil veces. Después de un rato, Mariana fue por la cena a la cocina, acompañada en todo momento por Ricardo, cenaron, bebieron un exquisito Pinot Noir de la casa de Robert Mondavi, bailaron y se entregaron ese beso, al principio delicado, para luego tornarse en profundo y apasionado, que tanto había tardado en llegar. Del comedor pasaron a la terraza en donde compartieron el postre y el café, al tiempo en que las estrellas, esas testigos indiscretas, enmarcaban la mejor noche de sus vidas; y las mismas que los acompañaron hasta la alcoba, siendo las únicas luces que alumbraban ese reencuentro de dos cuerpos que se entregan, con pasión, en nombre del amor.

3 comentarios:

Srita Mayorazgo dijo...

mmm que rico!!!
Se me antojo!!!
Gustas!!!!
Yo Si!!!

Lil Smith dijo...

Me gustó! delicadamente sensual este relato. Comida, bebida, luces y sombras proporcionada or las velas...conversaciones así de cerquita y ganas de amar y ser amado ¿para que más?

Mónica Sánchez Escuer dijo...

Una cena que todos deseamos... mmm